Xiomara Castro se alzó con la victoria en las elecciones del domingo pasado en Honduras, a 12 años del derrocamiento de su esposo Manuel Zelaya, hecho que significó el comienzo de los golpes blandos en América latina. El lastre dejado por los gobiernos de derecha y el desafío de Xiomara en desandar ese derrotero, esta vez, con una impronta marcadamente feminista. El saludo de Cristina.
[EHM]
La diferencia de 20 puntos fue aplastante, y no dejó margen para dudas. Todavía faltan definir los escaños en el Congreso Nacional, órgano unicameral integrado por 128 diputados electos de manera universal y directa por un período de cuatro años. Todo indicaría que la mayoría la tendrá el partido que lidera Xiomara Castro.
La Unión Europea (UE) se hizo presente en las elecciones con 78 observadores, los cuales fueron testigos de una jornada electoral que transcurrió con calma, sin embargo, la vocera de la misión, Zeljana Zovko, advirtió que los comicios se caracterizaron "por una gestión muy politizada, unos niveles de violencia política sin precedentes y el evidente abuso de recursos del Estado durante la campaña", al tiempo que recordó que "al menos seis alcaldes, candidatos y activistas fueron asesinados en las semanas previas a las elecciones".
El gobernante Partido Nacional (PN) de Honduras, que dirigió los destinos del país centroamericano durante 12 largos años, representado por su candidato Nasry Asfura, felicitó personalmente a Xiomara Castro por los resultados de los comicios realizados el domingo pasado, pese a que solo se habían contabilizado poco más de la mitad de los votos. El candidato conservador Asfura, en un video difundido por su organización, señaló "Me reuní con Xiomara y toda su familia. Fui a su casa para felicitarla personalmente", y agregó "La felicito por su triunfo y, como presidenta electa, deseo que Dios la ilumine y la guíe para que en su administración haga lo mejor" para Honduras.
La mandataria electa también recibió el saludo del secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, quien aseguró que el "pueblo hondureño" tuvo una elección "libre y justa", y añadió a través de un mensaje en Twitter “Los felicitamos a ellos y a la presidenta electa Xiomara Castro, y esperamos trabajar juntos para fortalecer las instituciones democráticas, promover el crecimiento económico inclusivo y combatir la corrupción". Xiomara promueve un “socialismo democrático”, lo que le ha valido ser acusada de “comunista” por sus opositores. Por lo pronto, ya ha recibido felicitaciones de Cuba, Venezuela y Nicaragua.
Los Golpes “blandos”. ¿Fin de una hegemonía?
Recordemos que, en la madrugada del 28 de junio de 2009, integrantes de las Fuerzas Armadas de Honduras allanaron la residencia presidencial y detuvieron al presidente Manuel Zelaya, quien, vestido de pijama, lo llevaron a la Base Aérea al sur de Tegucigalpa para subirlo a un avión militar que lo depositó ilegalmente en Costa Rica, donde lo recibió el presidente Oscar Arias. De esta manera, se daba comienzo a una nueva etapa injerencista de Estados Unidos en América latina, lo que se denominó “ciclos de golpes blandos”. Tiempo después se repetirían estas maniobras para destituir gobiernos progresistas en Paraguay, Brasil y Bolivia.
Es sabido que el golpe a Manuel Zelaya en 2009 trajo aparejado la sumisión del país en una crisis de dimensiones desconocidas para la población hondureña. Tan es así, que Honduras y Haití, representan los países más pobres de la región de América latina y el Caribe. Zelaya, empresario de centroderecha, líder indiscutido del Partido Liberal y sin apoyo de la izquierda había asumido la primera magistratura en 2006 tomando decisiones impropias o contrarias a su origen ideológico, desde el prisma con que mira Estados Unidos a su “patio trasero”. Al comienzo de su mandato, se unió al “eje bolivariano”, normalizó relaciones con Cuba y se incorporó a la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América-Tratado de Comercio de los Pueblos (Alba-TCP), una plataforma de integración, justicia y cooperación, hechos que marcaron a fuego su destino político.
Mel Zelaya se dedicó a luchar contra las inequidades en las que vivía la población, especialmente dando batalla en reducir la pobreza y revertir la exclusión social. Fue su alianza con la Venezuela de Chavez a través de Petrocaribe y el Alba-TCP, la que lo condicionó y decretó su muerte política.
No transcurrió mucho tiempo para que la comunidad internacional y, especialmente, Latinoamérica toda, se anoticiara de una nueva modalidad de golpe de estado “blando”, al que se denominó “Lawfare” o “guerra jurídica”.
Esta innovadora forma “destituyente”, opera contra la voluntad popular expresada democráticamente, valiéndose del apoyo de las oligarquías locales que, financiadas por el imperialismo norteamericano, desestabilizan y derrocan gobiernos progresistas de la región. Fue así, que el parlamento hondureño le dio una pátina de legalidad al golpe al fraguar una supuesta renuncia de Mel, para luego destituirlo sin más pretextos. De esta manera, se evitaba, fraudulentamente, la ruptura de la continuidad institucional, designando como presidente a Roberto Micheletti, llamado “Goriletti” por los Zelayistas, quien era el que presidía el Congreso en ese momento.
En 2010, el pro-golpista Porfirio Lobo, miembro del Partido Nacional, se impuso como presidente con más de 55% de los votos, en elecciones donde el acoso militar a la población y la alta abstención a ir a votar, fueron indicios suficientes para que Mel Zelaya considerara que se había cometido otro “fraude” contra el pueblo hondureño.
La lucha de Xiomara
Tras 12 años de hegemonía del Partido Nacional, Xiomara Castro, la esposa de Manuel Zelaya, llega a la primera magistratura con el voto del pueblo hondureño prometiendo “un gobierno de reconciliación”. En 2013 comenzó su resistencia a los gobiernos títeres de Estados Unidos en su país. Su movimiento Zelaya-Libre se fortalecía al calor de las protestas populares que eran duramente perseguidas y reprimidas por el gobierno ultraderechista de Juan Orlando Hernández (Partido Nacional), a quien se lo involucraba en escándalos de corrupción y, en Estados Unidos, se lo acusa de tener lazos con el narcotráfico.
Sin lugar a duda, a la candidata electa le toca realizar una tarea ciclópea luego de años de pobreza, violencia y narcotráfico, de allí que el lema de su campaña haya sido derrotar la “narcodictadura” que dejó su antecesor Juan Orlando Hernández. Por si esto fuera poco, los niveles de pobreza son descomunales en Honduras, producto de la pandemia de coronavirus y los huracanes Eta y Iota que arrasaron comunidades, infraestructura y cultivos. La caída del PBI en 2020 fue del 9% según datos oficiales. Sin embargo, Xiomara nunca se desanimó, presentándose dos veces a elecciones presidenciales, la primera de ellas teñidas de sospechas de fraude, y en estas últimas, alzándose con la victoria y respaldada por las grandes mayorías.
Había fundado el partido Libertad y Refundación (Libre) allá por 2011, poniendo énfasis en el rol de las mujeres mas pobres, haciendo lo posible para esclarecer los crímenes de 28 líderes políticos en menos de 14 meses, una de ellas fue Berta Cáceres, líder indígena lenca, feminista y activista por el medio ambiente, brutalmente asesinada en 2016, femicidio que sigue estando impune.
La decisión de Castro fue fortalecer la rama femenina del Partido Liberal, creó centros de asistencia para madres solteras en los departamentos más pobres del interior y se involucró en la lucha contra el HIV. Actualmente, Xiomara es reconocida por los movimientos feministas, anti patriarcales, revolucionarios y de disidencias de género. Su decisión es promulgar una ley de igualdad de las mujeres, sancionar derechos sexuales y reproductivos, como también, trabajar duramente contra la violencia machista.
‘Finalmente, mi querida compañera y amiga Xiomara, más tarde o más temprano, el pueblo y la historia siempre hacen justicia'. Comienzo de la charla que mantuvimos el día lunes con Xiomara Castro de Zelaya, primera presidenta electa de la República de Honduras". Twitter de Cristina Fernández de Kirchner.
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