¿Un voto incómodo en la OEA mirando al FMI?

Argentina revalidó su “compromiso con la defensa de los derechos humanos” al votar en contra de Nicaragua en la OEA de Luis Almagro. Otro antecedente diplomático peligroso en un contexto regional que tiende a agravarse por el claro intervencionismo que impone la administración Biden. ¿La negociación con el FMI condiciona al país a resignar una política exterior soberana?

Por Jorge Néstor Juncal*


En el marco del período 51 de sesiones ordinarias de la Organización de Estados Americanos (OEA) que tuvo lugar en Guatemala, se aprobó, el viernes pasado, una resolución para realizar “una evaluación colectiva inmediata” de la situación política del país centroamericano y el desarrollo del proceso electoral en el que fue elegido Ortega por quinta vez en la primera magistratura. 

Nuevamente, Luis Almagro, secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), con sede en Washington D.C., tuvo una jornada exultante al conseguir quitarle legitimidad al proceso electoral nicaragüense que el 7 de noviembre consagró a Daniel Ortega presidente. Este hecho hace recordar aquel comunicado de la Secretaría para el Fortalecimiento de la Democracia de la OEA -dependiente del despacho de Almagro- que había endilgado “manipulación dolosa” en el resultado de las elecciones presidenciales de 2019 en Bolivia, hecho que posibilitó el golpe de Estado que destituyó a Morales y en el que casi le cuesta la vida. Esta artera acusación de Almagro fue luego desestimada por un profuso informe de la Universidad de Salamanca, solicitado por la Fiscalía boliviana, reafirmó de modo indubitable que no había existido prueba alguna de manipulación de los votos, que haya afectado los resultados electorales bolivianos, ni de dolo.  

La votación contra Nicaragua se da en un contexto regional convulsionado donde la derecha amenaza con otro golpe de Estado en Bolivia cuyo disparador es una ley contra el lavado de dinero, el Congreso peruano, bajo el legado de la Constitución fujimorista, asedia al presidente Pedro Castillo en su afán por “parlamentarizar” la política y en varias ciudades del mundo se vienen articulando marchas opositoras, en una suerte de nueva ofensiva contra Cuba. 

Todo el escenario político de Latinoamérica se volatiliza al calor de una política exterior norteamericana cada vez más injerencista. 

Elecciones nicaragüenses

Desde luego, este no es su primer mandato presidencial, Ortega lleva gobernando Nicaragua en períodos alternos, cuatro mandatos durante 26 años. En su primera etapa, Ortega gobernó desde 1979 a 1990, 11 años, y la segunda lleva 15 años desde 2006 hasta el presente. En las elecciones presidenciales del domingo 7 de noviembre, Ortega llevó como candidata a vicepresidenta a su esposa Rosario Murillo, quien también renueva el cargo. Finalmente, las urnas dieron por ganador a Daniel Ortega, quien fue reelegido para un quinto mandato con el 75,92% de los votos, seguido por el candidato del Partido Liberal Constitucionalista (PLC), el diputado Walter Martinez, con un 14,15% de los votos. Después sigue el también diputado y reverendo Guillermo Osorno, del Camino Cristiano Nicaragüense (CCN), con el 3,44% de los sufragios. 

A pesar del contundente y amplísimo margen obtenido, desde el organismo internacional, que representa los intereses de Estados Unidos en la región, se responsabiliza al presidente Ortega de haber detenido a siete dirigentes opositores que pretendían presentarse en estos comicios, y dan por sentado que preparó un escenario fraudulento para favorecer su candidatura. Como era de esperar, Estados Unidos no se demoró en cuestionar airadamente la legitimidad de los comicios nicaragüenses, sin embargo, tanto Rusia como Venezuela los aprobaron. 

Según la periodista y escritora argentina, especialista en política internacional, Stella Calloni, en una nota publicada en Tiempo Argentino dijo: 

“No nos confundamos: los opositores presos no son opositores, están alimentados por el imperialismo. Esa oposición está integrada por un pequeño grupo sandinista, que al recibir dinero de EEUU paran como traidores a la patria: saben bien lo que ocurrió en el intento de golpe de 2018, quien mató a policías, secuestró y torturó, quemó vivos a los compañeros, quienes salieron a la calle como una turba de mercenarios. Nicaragua, junto a Venezuela, con Cuba a la cabeza, con sus más de 60 años de dignidad y resistencia, son las murallas vivas de nuestra América Latina”. 

Calloni interpreta los motivos reales que mueven a Estados Unidos a entrometerse en la vida de los y las nicaragüenses señalando “Llegado al gobierno en 2007, Ortega inició la recuperación con un proyecto social único y acciones como la entrega de tierra a los campesinos, construcción de escuelas, universidades, educación gratuita, avanzados centros de salud, y un cúmulo de pasos avanzados en materia económica. Logró convertirlo en el país más avanzado de la región, apoyado mayoritariamente por el pueblo, Esgrimen que no puede seguir gobernando: así como Merkel puede estar muchos años en el gobierno de Alemania, los pueblos latinoamericanos tenemos el derecho a que nuestros gobiernos perduren cuando están haciendo las cosas bien”.  

La Resolución de la OEA

La resolución aprobada en la Asamblea del organismo declara que "en las evidentes circunstancias, las elecciones de 7 de noviembre en Nicaragua no fueron libres, justas ni transparentes y no tienen legitimidad democrática", y se concluye que "con base en los principios establecidos en la Carta de la OEA y la Carta Democrática Interamericana, las instituciones democráticas en Nicaragua han sido seriamente socavadas por el Gobierno". La OEA reitera "sus llamamientos anteriores para la liberación de todos los candidatos y presos políticos, la restitución de sus derechos democráticos, y el fin inmediato de la detención y hostigamiento de los medios de comunicación independientes y miembros de la sociedad civil". Adicionalmente, el organismo recomendó al "Consejo Permanente que realice una evaluación colectiva inmediata de la situación, de conformidad con la Carta de la Organización de los Estados Americanos y la Carta Democrática Interamericana, a ser completada a más tardar el 30 de noviembre y que tome las acciones apropiadas".

¿Guiño a EEUU para cerrar con el FMI?

En medio de esta situación se entremezcla el interés oficial por llegar a un acuerdo con el FMI, y la necesidad de gestos que faciliten acercar voluntades en ese sentido. El presidente Alberto Fernandez, se reunió la semana pasada con un grupo de grandes empresarios a los que les anticipó la necesidad de cerrar un acuerdo con el organismo que tenga la anuencia de la oposición y el poder económico. Argentina tiene un lastre importante a resolver de cara al futuro, que es la deuda contraída con el FMI por Mauricio Macri, con el apoyo decisivo de Donald Trump. 

En este sentido, en esferas oficiales se presume que mostrar una actitud de acompañamiento con la administración de Joe Biden, podría propiciar un discreto “toma y daca”, donde el país se beneficie con términos y condiciones más flexibles para afrontar el repago de la deuda ante el organismo. A esto se suma, que las relaciones diplomáticas entre Argentina y Nicaragua no están pasando por el mejor momento, luego de que el país centroamericano bloqueara el acceso a la presidencia de la Celac para Alberto Fernández, y la existencia de informes del Parlasur que cuestionan severamente la detención de dirigentes opositores en aquel país. 

También debe advertirse que tanto Argentina como México, en el mes de junio, dieron muestras de malestar ante el gobierno de Ortega y convocaron a sus respectivos embajadores en Managua ante “las preocupantes acciones políticas-legales” suscitadas en Nicaragua.

Luego de la intempestiva salida del excanciller Felipe Solá y su reemplazo por Santiago Cafiero, las directrices en esta materia se tornan un tanto difusas, de allí que el vicecanciller Pablo Tettamanti sea una voz autorizada en el Palacio San Martín sobre estos temas. Mientras tanto, Gustavo Beliz, secretario de Asuntos Estratégicos de presidencia y Jorge Agüello, embajador argentino en Washington, operan en tándem para que las relaciones con la primera potencia estén exentas de obstáculos. 

Recordemos que ambos tienen buena llegada con la bancada demócrata en el Capitolio y contactos estratégicos que los acercan a la Casa Blanca. Beliz fue funcionario del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) entre 2005 y 2013, a partir de 2014 pasó a dirigir el Instituto para la Integración de América Latina y el Caribe (INTAL) dependiente de la misma entidad. Argüello se desempeñó como representante permanente ante Naciones Unidas y Embajador de Argentina ante los Estados Unidos entre 2011 y 2013, cargo al que volvió a ser designado en 2020. 

La página oficial de la Embajada de Estados Unidos en Argentina informó que el pasado 22 de octubre del corriente, Gustavo Beliz se reunió con el asesor de Seguridad Nacional, Jake Sullivan en la Casa Blanca, Washington D.C., para analizar “las conversaciones que se encuentran en curso entre Argentina y el Fondo Monetario Internacional. 

Reconocieron la importancia de lograr resultados satisfactorios en la negociación y de tomar medidas, tras la pandemia, que contribuyan a que la deuda contraída sea sostenible y a asegurar un crecimiento inclusivo en el largo plazo.” Días atrás, el futuro embajador de Estados Unidos en Argentina, Marc Stanley, criticó la falta de un plan de gobierno para resolver el problema de la deuda con el FMI y se refirió a Argentina en forma despectiva, concitando el rechazo de la comunidad argentina en su conjunto al expresar “Es un hermoso micro turístico al que las ruedas no le funcionan correctamente”. A fuerza de ser sinceros, todavía cuesta entender como el Gobierno no ha decidido rechazarle las cartas credenciales que lo habilitan como embajador ante tamañas expresiones. Pero al parecer todo en la vida tiene su precio y los buenos oficios no nos librarán de los sinsabores. 

La votación

La resolución para condenar a Nicaragua fue impulsada por Antigua y Barbuda, Costa Rica, Estados Unidos, Chile, Ecuador, República Dominicana y Uruguay, que presentaron un borrador para que se condenara la situación que impera en el país centroamericano. Argentina votó a favor de la resolución junto con gobiernos de derecha pronorteamericanos como Chile, Colombia, Ecuador y Uruguay, pero también acompañando el voto de Juan Guaidó, polémico delegado por Venezuela, considerado por la OEA presidente interino del país caribeño.  

A favor de la iniciativa de condena a Nicaragua estuvieron Estados Unidos, Canadá, Brasil, Chile, Perú, Paraguay, Colombia, Ecuador, Costa Rica, Uruguay, El Salvador, Granada, Guatemala, Guayana, Haití, Jamaica, Panamá, Surinam, Trinidad & Tobago, Venezuela (la representación está en manos de Juan Guaidó), Antigua y Barbados, Dominica, Barbuda y República Dominicana haciendo un total de 25 votos afirmativos, uno en contra (Nicaragua) y siete honrosas abstenciones de Honduras, México, San Vicente y las Granadinas, Santa Lucía, Belice, Bolivia y Dominica. 

La respuesta de Managua no se hizo esperar tildando la iniciativa como una “grosera injerencia” que obedece a “campañas terroristas” contra la soberanía nicaragüense, a la vez que veían con perplejidad que se haya castigado al gobierno de Ortega, el mismo día en que Nicaragua había sido relecta como miembro de la Comisión de Derecho Internacional de Naciones Unidas. 

Por su parte, el vicecanciller argentino Pablo Tettamanti dio las razones de su postura de acompañar la resolución de condena a Nicaragua enfatizando “Hemos acompañado el actual proyecto de resolución, con la convicción, la esperanza y la voluntad política de seguir trabajando a favor del diálogo y la solución pacífica de nuestras diferencias".

Después expreso "la Argentina reitera su compromiso con la defensa de los derechos humanos, que para nuestro país representa un valor superior e irrenunciable” y agregó “Argentina cree firmemente que la mejor forma de superar nuestras diferencias ha sido y seguirá siendo el diálogo, nunca las sanciones o los bloqueos, que en nuestro hemisferio sólo han llevado a resultados negativos”. Además,  expreso que el país apoya   “la promoción y la consolidación de la democracia representativa, dentro del respeto al principio de no intervención". 

Fuentes de Cancillería indicaron que Argentina reafirmó su “compromiso con la defensa de los derechos humanos” en el país centroamericano, postura que pareciera valer como moneda de cambio diplomática, que lejos está de respetarse localmente, si vemos con amargura la cantidad de presas y presos políticos del macrismo, víctimas de Lawfare, que todavía esperan se haga justicia por estas tierras. Estas actitudes, que denotan cierta dosis de hipocresía, hacen recordar las palabras del Evangelio de “ver la paja en el ojo ajeno, y no vemos la viga en el nuestro”, lo cierto es que “la única verdad es la realidad” y nuevamente, desnuda toda maniobra oportunista. 

Muchos analistas sostienen que Argentina debió abstenerse, como si lo hizo México y Bolivia, más aún si nos atenemos a que, en una clara posición anti injerencista, el país dio asilo al expresidente Evo Morales en su exilio forzado impuesto por la dictadura de Jeanine Áñez y luego se le facilitó el retorno a su país, en condiciones más favorables para él. Mención aparte es la tradición de no intervención en asuntos internos de las naciones que Argentina ha respetado a lo largo de su historia, las doctrinas de los argentinos Carlos Calvo y Luis Maria Drago, son muestra cabal de ello. 

Estas doctrinas recorrieron el mundo siendo “la voz de los que no tenían voz” frente a la prepotencia de los países desarrollados que pretendían someter “manu militari” a las naciones latinoamericanas por incumplimiento en los pagos de deuda soberana. Todavía se hace más incomprensible la postura asumida, al ver que se ha soslayado, por razones de conveniencia coyuntural, el derecho de libre determinación de los pueblos o derecho de autodeterminación, por el cual un pueblo toma para sí decisiones en relación con sus formas de gobierno, desarrollo económico, social y cultural. Además, la Resolución 2625 de la Asamblea General de las Naciones Unidas (AG ONU) — XXV—, lo menciona específicamente como un principio de derecho internacional, indicando que “[…] todos los pueblos tienen el derecho a determinar libremente, sin injerencia externa, su condición política y de proseguir su desarrollo económico, social y cultural, y todo Estado tiene el deber de respetar este derecho de conformidad con las disposiciones de la Carta”. 

Las palabras del Gral Perón resuenan mas vigentes que nunca, cuando en su exilio en Madrid allá por 1968, le daba carnadura a “La Hora de los Pueblos” y nos decía: 

“Es que el imperialismo capitalista prepotente ha impuesto en los países americanos, a través de sus representantes a sueldo, una forma “sui generis” de la “democracia” que ha de hacerse como ellos quieren y como ellos desean, y necesitan para seguir explotando su preponderancia sobre los países iberoamericanos a costa de una lucha interna que los mantenga en un permanente subdesarrollo adecuado a sus fines.” 

La votación de la Cancillería argentina a favor de una resolución condenatoria a Nicaragua, en estrecha alianza con una derecha regional recalcitrante, resulta un antecedente peligroso y nefasto para el país, mostrando a las claras una doble vara inadmisible en política exterior para todo gobierno que se precie de ser Peronista.   

*Abogado UM

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