Los dichos de Macri referidos a la deuda con el FMI en una entrevista con la CNN y repercusiones de sus polémicas declaraciones. La habilidad histórica de la derecha argentina para la bicicleta financiera.
Por Jorge Néstor Juncal*
Esta aseveración se choca de bruces, con la que diera su exministro de Economía, quien había dicho que el dinero del Fondo “se usó para pagar deudas anteriores”, hecho que denota que, efectivamente, semejante suma de dinero fue utilizada para la formación de activos externos (FAE), comúnmente llamado “fuga de capitales”.
Para muestra basta un botón, un informe oficial del Banco Central, publicado entre abril y mayo del año pasado, puso en blanco sobre negro lo ocurrido en materia de regulación, acceso y funcionamiento del mercado de cambios entre el período comprendido entre diciembre de 2015 y diciembre de 2019 durante la gestión de Mauricio Macri. En ese período nefasto, la formación de activos externos (FAE) o “fuga de capitales”, se multiplicó por tres, superando la escalofriante suma de 86.000 millones de dólares.
Friends Will be Friends
La letra de la mítica canción de Queen vuelve a sonar por estos lares, al compás de los mismos personajes siniestros de siempre:
“Otro día muy especial, Entonces el valor de la Libra cayó, Y los niños están creando, La otra mitad huye; Llevando todo el dinero, Y dejándote sin nada”.
Ciertamente, nada quedó de aquella inmensa masa de dólares, casi 45 mil millones de dólares dilapidados para beneficiar a bancos comerciales “que pedían la de ellos” bajo amenaza de dejar al país prendido fuego.
Otra vez caímos en la cruda realidad argentina de saber que habíamos subsidiado por enésima vez, sin que nadie nos consultara, a una elite financiera que lo que menos hicieron, hacen, ni harán es beneficiar a la actividad productiva y al consumo popular.
Fue a inicios del 2021, cuando el ministro de Economía, Martín Guzman, aseguró que los dólares desembolsados por el FMI, podrían haberse usado para reconstruir la infraestructura durante el gobierno anterior, pero la amarga realidad sabía a hiel y en tono de resignación dijo “ahora hay que resolver ese problema”. Mientras tanto, el exministro de economía de JxC, Hernán Lacunza, ensayaba una excusa para cubrir tamaño desfalco, diciendo que el dinero “no se fugó”, solo “se usó para pagar deudas anteriores.” En efecto, el dinero no solo se usó para pagar deudas anteriores. La verdad resulta un tanto más compleja de explicar.
También facilitó y lubricó de manera eficiente, el drenaje de dólares de aquellos grandes fondos que pretendían, “puerta giratoria” mediante, hacerlo sin inconvenientes y con pingües ganancias. Nunca pusimos en duda que la llegada de Macri a la Casa Rosada respondía a un plan de negocios propio, empero no desconocemos que también respondía al de sus mandantes. Prueba de ello, es que no se privó, en su momento, de elogiar a su mecenas, Donald Trump, manifestando a la prensa que éste “se portó muy bien” con él y “colaboró muchísimo” con su gobierno en ocasión de su apoyo al crédito solicitado al FMI en 2018. Efectivamente, no debe soslayarse el papel cómplice del FMI, siguiendo instrucciones del expresidente norteamericano, que facilitó fondos a Argentina violando el artículo IV de su convenio consultivo, “para favorecer al entonces presidente Macri en la búsqueda de su reelección”, tal como aseveró Mauricio Claver-Carone, actual presidente del Banco Interamericano de Desarrollo, convirtiendo esta deuda en absurda e inmoral por donde se la mire.
La eterna restricción externa del país en conseguir dólares genuinos provenientes del superávit comercial, entre otros recursos, resultó ser la mejor coartada para recurrir al organismo, bajo el consabido proceso de “endeudamiento-fuga”. El gobierno macrista y su claque empresaria clamaba por disponer de las divisas necesarias para concretar el “crimen mafioso” de siempre y que luego hagamos que “parezca un accidente”. Mauricio Macri operaba como garante de dejar abierta la canilla de divisas, con un mercado de cambios del que manaban como hemorragia, desangrando las oportunidades de millones de compatriotas. Los grandes jugadores del mercado financiero, corrida financiera mediante post PASO, veían acrecentar sus ganancias al calor de un dólar subsidiado. La trillada película de terror se acercaba a su epílogo, y el final se repetía para el Pueblo, como diría don Ata “las penas son de nosotros, las vaquitas son ajenas”.
Macri y su programa maximalista
El presupuesto de máxima de Mauricio Macri era llegar a como dé lugar al fin de su mandato el 10 de diciembre de 2019, y se decide, muy a pesar de sus ideales desregulatorios, a instaurar un cepo cambiario que detenga la fuga de divisas. Una vez convencido de que estaban perdidas las chances de su reelección, Macri adopta tardíamente el cepo, asediado por un entorno económico caótico. Recesión económica, alta inflación y fugas de capitales señalaban el fin de su desastroso gobierno para las grandes mayorías.
La medida devino abstracta para ese entonces, porque ya se habían fugado los 44 mil millones girados por el FMI.
El mayor préstamo que el organismo habría otorgado a país alguno desde su creación, que, como nuevo estatuto de coloniaje, volvía a condicionar los destinos de los y las argentinas. Macri se miraba el ombligo y decía que la vuelta del Kirchnerismo al gobierno era lo que generaba semejante nivel de desconfianza en el mercado financiero, y no tuvo empacho en provocar una corrida cambiaria al día siguiente de las PASO, como forma de castigo a la población por no haber conseguido su anhelada reelección. En realidad, los fondos para financiar la corrida estuvieron disponibles desde comienzos de 2018, cuando se le cerró al país el mercado de crédito internacional, tornando insostenible el nivel de endeudamiento del modelo macrista vía Lebacs. Mecanismo perverso del macrismo que utilizaron los capitales golondrinas con fruición, aprovechando tasas de interés siderales de un esquema de valorización financiera, al mejor estilo del proceso de reorganización nacional, para luego trocar en moneda dura y fugarla al exterior.
Grupos de actores económicos locales fueron parte interesada de la movida, ellos saben hacerlo impunemente y sin que se les mueva un pelo, sea mediante el mecanismo del endeudamiento externo en ciclos de valorización financiera o por la escasa propensión de estos sectores a la reinversión productiva en escenarios de superávits comerciales, resultan perennemente amparados por vericuetos económico-legales del sistema.
Las ratas son las primeras que huyen del barco cuando éste se hunde, y si este refrán se midiera en clave de ganancias usurarias, miraríamos con humana conmiseración a estos pequeños roedores que tratan de salvar su pellejo ante una situación extrema, mientras nuestra capacidad de asombro e indignación pueblerina escalarían a niveles insospechados ante el injustificado despojo que nos propician a menudo estos malditos endeudadores seriales.
El menú estaba servido de antemano y la puerta abierta para emprender la retirada, sin embargo, la salvaguarda para no incurrir en default de la deuda pública se encontraba en marcha. Frente a tanto dislate discursivo, la paciencia y la tolerancia parecieran a veces no tener límite, más aún cuando el expresidente Macri se explaya en la conocida “mesaza de los almuerzos” diciendo “Si ganábamos la elección, lo arreglábamos en cinco minutos. De hecho le ofrecí a Alberto Fernández extenderle los plazos de la deuda con el sector privado y el se tomó un año para hacerlo con Guzmán y negoció mal y más caro”. Cual Ulises al amarrarse al mástil de la nave para evitar ser tentado por el canto de las sirenas, Macri y sectores afines de la oposición desoyen las prioridades de la agenda socioeconómica del país y pretenden que el Gobierno se inmole concretando cualquier acuerdo con el FMI, cueste lo que cueste y caiga quien caiga, cuando fueron ellos los que metieron al país en este brete mayúsculo que impactará tanto a actuales, como a futuras generaciones.
Eduardo Basualdo, economista (UCA) y doctor en historia (UBA), autor de la obra “Endeudar y fugar” dice con claridad meridiana en que consistió la política económica del macrismo.
“Poner en marcha una política de “ajuste económico” que incluye, entre otros factores, una devaluación junto a un incremento de las tarifas de los servicios públicos, lo que implicó un salto significativo en el ritmo inflacionario que generó una reducción del nivel de actividad económica y una reversión de la participación de los asalariados en el ingreso tanto por caída del salario real como por el incremento de la desocupación.”
El perverso proceso económico que Macri produjo reducción en la inversión productiva y recesión económica, metas ansiadas por la antipatria que representaba, para torcer el cambio de tendencia en la distribución del ingreso mediante reducción del salario real, expulsión de mano de obra, explotación vía intensidad del trabajo y desplazamiento de la estructura económica de los pequeños y medianos empresarios en favor de los oligopolios.
El correlato del cambio del “régimen de acumulación” promovido por Macri, según Basualdo, residió en “asegurar el funcionamiento estatal mediante un masivo endeudamiento externo y, al mismo tiempo, garantizarle al capital oligopólico una mayor tasa de ganancia mediante la valorización financiera, tanto externa como interna”, la remanida estrategia para cometer el “crimen perfecto” de la deuda.
La vuelta del FMI
Cómplices del crimen perfecto, Macri y Christine Lagarde, prolongaron la agonía un año y medio, para dejar atado de pie y manos al próximo gobierno en materia financiera. Al igual que en el Retrato de Dorian Gray del genial Oscar Wilde, el FMI no ceja en su esfuerzo por lucir bello y virtuoso ante la comunidad internacional, cuando la realidad indica que lejos de esa imagen renovada que sus funcionarios se desvelan en encomiar, subyace aquella del mismo FMI de siempre.
El citado hasta el hartazgo, artículo IV del Convenio Constitutivo del FMI, refrendado en Argentina mediante Ley 21.648, establece expresamente que “ningún país miembro podrá utilizar los recursos generales del Fondo para hacer frente a una salida considerable o continua de capital, y el Fondo podrá pedir al país miembro que adopte medidas de control para evitar que los recursos generales del Fondo se destinen a tal fin. Si después de haber sido requerido a ese efecto el país miembro no aplicara las medidas de control pertinentes, el Fondo podrá declararlo inhabilitado para utilizar los recursos generales del Fondo.”
Está mas que claro que si el organismo hubiera interrumpido el financiamiento al comprobar que los capitales otorgados estaban siendo utilizados para la formación de activos externos, como era vox populi por ese tiempo, nos hubiéramos ahorrado innumerables dolores de cabeza.
“La venganza y el cangrejo de río, se sirven en plato frío”, la decisión de Néstor Kirchner de desendeudarnos del organismo en 2005 y el hecho de pronunciarse a favor del No al Alca en la IV Cumbre de las Américas en Mar del Plata del mismo año, son hitos soberanos que Estados Unidos, principal accionista del organismo, nunca pudo digerirlos, y menos aún, aceptarlos.
Por estas razones de peso, la primera potencia mundial necesitaba un socio para el atraco y decidió apoyar contra viento y marea al macrismo para obturar cualquier posibilidad de retorno del kirchnerismo al gobierno. Volviendo a las polémicas expresiones del expresidente Macri, recuerdo lo que me decía alguien muy cercana a mis afectos, mi abuela Ascensión, cuando en mi afán por desembarazarme inútilmente de mis travesuras de infancia y solo lograba inculparme más, ella solía decirme “Por la boca muere el pez”, tras lo cual, sabía a ciencia cierta, que debía enmendar mi falta con una penitencia que ella me imponía. El añejo refrán cae de perillas para interpretar como sincericidio las declaraciones del exmandatario, que lejos de ser una travesura infantil y si no fuera un exceso de veracidad en boca de un megalómano impune, que no mide las consecuencias de sus dichos, ni de sus actos, configuraría, en el mejor de los casos, el ilícito penal del artículo 261 del Código Penal, que establece que en caso de Malversación de Caudales Públicos “Será reprimido con reclusión o prisión de dos a diez años e inhabilitación absoluta perpetua, el funcionario público que sustrajere caudales o efectos cuya administración, percepción o custodia le haya sido confiada por razón de su cargo. Será reprimido con la misma pena el funcionario que empleare en provecho propio o de un tercero, trabajos o servicios pagados por una administración pública.”
A confesión de parte relevo de prueba, dice el más popular y conocido axioma jurídico, y es de esperar que haya jueces dignos de la Constitución, que citen a declarar al expresidente sobre el sentido de sus expresiones, evitando quitarles el mérito que tienen, ni considerarlas “bravuconadas al paso” de un Macri al que no le hacen mella las balas de cierta justicia que, todavía, se escribe con minúscula.
*Abogado UM
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