Falta el acuerdo por la deuda social

La deuda social es un obstáculo para una patria justa. El acuerdo con los acreedores externos de bonos de la deuda pública Argentina, tomada por la larga noche Macrista, es una gran noticia para el futuro venidero. Ahora, es el turno de saldar la deuda social: sólo así seremos una patria justa, libre y soberana.

Las privaciones en el desarrollo de las capacidades y de la integración social son el resultado estructural del endeudamiento recientemente reestructurado por las gestiones del ministro Martín Guzmán y heredado de la larga noche macrista en las espaldas de quienes buscan entre la basura algo que reciclar (y en el peor de los casos que comer).

El diagnóstico puede hacerse sencillamente bajando del bondi en cualquier punto del conurbano, o el sur del distrito en el que habito, y caminar unas cuantas cuadras para entender que es sumamente necesario (y urgente) expandir políticas públicas en esos barrios, donde viven familias numerosas, de población mayormente femenina con tres o cuatro pibes viviendo en condiciones de pobreza INACEPTABLE: ranchos de lata sin luz, sin agua, sin descarga en los inodoros e inclusive sin heladera. 

En éstos barrios es donde más crece –en cantidad y en desigualdad- la Argentina, (y no hay una respuesta concreta y no tribunera que logre convencerme en base a ¿porqué? sucede esto) y donde se refleja un núcleo de pobreza crítica, donde las colas son interminables en búsqueda de un plato de comida o una botella con leche chocolatada en la casa de algún vecino (o varios, organizados) en un comedor o merendero.

Es incuestionable que el Ingreso Familiar de Emergencia (IFE) llegó a los hogares que lo necesitan –e incluso donde no lo necesitan-, pero también es incuestionable que la urgencia social requiere políticas de fondo. No sólo para que quienes viven en los barrios del ‘conurbano profundo’ puedan alimentarse y tener acceso a un saneamiento adecuado, una vivienda digna, una escuela de calidad, un servicio de salud en pleno funcionamiento e incluso de extender allí las redes de transporte público, sino también para revertir la pobreza. Hay que cambiar esta penosa carta por la de un trabajo digno y así asegurar el acceso a los servicios públicos esenciales, los ingresos residuales que sostienen los hogares mas humildes deben ser readecuados para fortalecer el acceso a bienes y servicios relacionados al bienestar.
No hay que amortizar la deuda social, hay que pagarla: con inversión pública para fortalecer los sistemas educativo, sanitario y previsional y facilitar su acceso; con salarios reales y mejorando las condiciones productivas del sector informal. Hay que hacerlo ahora.

* El Catanense

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