Estalló el escándalo: Patricia Cubría realiza la campaña con el dinero de los planes sociales

Una investigación reveló que el Movimiento Evita, de Emilio Pérsico y Patricia Cubría, se queda con plata de los planes que reparte y obliga a los beneficiarios a realizar actividades de campaña en la interna que disputan en La Matanza. ¿Cómo actúan los gerentes de la pobreza?

[EHM]


Un informe emitido en la televisión reveló cómo el Movimiento Evita, que lleva en La Matanza como candidata a intendenta a Patricia Cubría, la mujer de Emilio Pérsico, utiliza los recursos que el Estado destina a la asistencia social, para financiar su campaña, sacándole una suma fija de dinero a cada beneficiario de los planes sociales.

La investigación, que se dio a conocer el domingo por la noche en el programa de TV GPS que conduce el periodista Rolando Graña, obtuvo los testimonios claves de cinco mujeres vulnerables, que fueron víctimas y describieron a la perfección los mecanismos clientelares que utiliza el Movimiento Evita para extorsionar a las personas a las que le otorga un plan social.
“Los militantes comprados” fue el título del informe que reveló en América 24 cómo es el manejo irregular de los planes sociales.
Agravado por una cuestión de género, el informe detalló que “generalmente son mujeres solteras o madres solteras” en situaciones vulnerables, que son identificadas a través de un mecanismo de inteligencia barrial para luego poder recaudar a través de ellas, estableciéndoles una suma fija que le deben dar al Movimiento Evita como condición obligatoria para continuar cobrando el plan.
“Los manejos de planes sociales los hemos contado, pero ahora en La Matanza, surgen voces, que demuestran cómo funciona en el terreno, en los barrios, esa lógica de los planes sociales que los da la nación y después terminan funcionando con requisitos para quienes los reciben”, señaló Graña al presentar el informe.
Los cinco testimonios fueron recopilados en Virrey del Pino, en una de las zonas más postergadas del conurbano bonaerense, pero la misma lógica se repite en todos los barrios humildes de La Matanza. Allí, es donde estos verdaderos “gerentes de la pobreza” llevan adelante los mecanismos más despreciables del clientelismo político. Absolutamente todas las personas que cobran planes sociales que dependen del control del Movimiento Evita, son obligadas a militar, a repartir volantes, a realizar pintadas y a concurrir a marchas y actos de “La Colorada”, como le dicen en los barrios con tono despectivo a Patricia Cubría. Como se desprende de los testimonios, la mayoría de las veces las personas no saben ni para que se las convoca, ni tienen idea de la actividad que realizan, pero deben concurrir de manera obligada para no perder el plan.

El Movimiento Evita tiene el control de los planes por medio de la Secretaria de Economía Social de la Nación que encabeza el mismo Pérsico, motivo por el que se lo señala por estar de los dos lados del mostrador. Por esa razón, pueden gestionar la baja de los beneficiarios como forma de sanción a los que no aceptan el vínculo clientelar. Según cuentan los testimonios en el informe, la mayoría de los planes se los otorgan a las mujeres, en una relación 9 a 1, porque resultan más dóciles para manejar por cuestiones de vulnerabilidad social. Buscan solteras con hijos, sin estudios o con personas mayores a cargo de su cuidado, como una garantía de que el militante comprado perdurará en el tiempo. Sostener la vulnerabilidad social, es la condición necesaria para que el clientelismo político resista el paso del tiempo.

Así empieza el circulo vicioso del gerenciamiento de la pobreza donde movilizan a la gente para que el Estado les de planes sociales, luego reparten esos planes, les cobran el diezmo y obligan a la gente a movilizar para conseguir más planes, a cambio ofrecen paz social a los gobiernos mientras ellos incrementan sus fortunas y su influencia política.

Además de lo denunciado en los testimonios, se sospecha que existe una gran cantidad de beneficiarios truchos que son montos que en su totalidad pasan al financiamiento del Movimiento Evita, como fue denunciado en la justicia federal por el fiscal Marijuan, a partir del informe de la AFIP elevado al Ministerio de Desarrollo Social que detectó 253.184 planes otorgados de manera irregular y 2.800 personas fallecidas que cobraban los mismos.

Por este motivo, el presidente Alberto Fernández dictó el Decreto N° 728/22 que prohibió el alta de nuevos beneficiarios y dispuso que las partidas presupuestarias sin ejecutar de los beneficiarios que se daban de baja, se destinarán para la adquisición de máquinas y herramientas para proyectos productivos. Pero hecha la Ley, hecha la trampa y el Movimiento Evita encontró la forma de desviar esas partidas para la impresión de afiches de campaña y hoy La Matanza se encuentra empapelada de punta a punta con la cara de Patricia Cubría presentándose como la renovación del peronismo.
“Si Evita los viera”, sostuvo en un discurso Cristina Fernández de Kirchner cuando reclamaba que los planes sociales tenían que volver al control de los municipios y las provincias, en una clara alusión al Movimiento Evita.
Como si todo esto no alcanzara para sacarle la ficha a la colorada, debemos mencionar la causa que se tramita en la justicia de Entre Ríos cuando la policía de esa provincia detuvo, el pasado 17 de junio, a una dirigente del Movimiento Evita extrayendo dinero de un cajero con 22 tarjetas de planes sociales y $214000 en efectivo sin poder justificar, una práctica que, reproducida a nivel nacional, resulta en una defraudación millonaria al Estado.

La interna en La Matanza dejo en evidencia el clientelismo político y los desvíos de fondos que realiza el Movimiento Evita. Los esfuerzos por ocultar a Emilio Pérsico de la campaña y por presentar a Patricia Cubría como la cara nueva, bonita y maquillada, resultan insuficientes para ocultar la estructura clientelar que la financia y sostiene en la búsqueda por conquistar un nuevo botín que les permita continuar sometiendo pobres a la esclavitud de la política piquetera.

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