La represión brutal llevada a cabo por el gobernador Gerardo Morales en Jujuy contra movimientos sociales, pueblos originarios y docentes en huelga que pugnan por mejores salarios, volvió a reavivar la memoria de los argentinos recordando la violencia con la que han conducido el país, quienes hoy se presentan como los salvadores de la patria.
[EHM]
Nada nuevo traen bajo el
brazo, su modelo de ajuste con represión ya es conocido por todos los
argentinos de bien.
La aprobación de la Convención Constituyente trajo aparejadas
manifestaciones de repudio que fueron salvajemente gaseadas y reprimidas por
Morales quien pretende ahogar con cachiporras y balas de goma la protesta
social contra la reforma constitucional y por reclamos salariales.
El objetivo final de la reforma constitucional que propone Morales, es limitar el derecho a huelga del pueblo jujeño, cercenando de esta manera, el derecho político más elemental de los ciudadanos.
Son los pregoneros de la libertad, pero la única libertad
que proponen es la libertad de mercado y para hacer sus negociados,
desconociendo abiertamente que hasta para los máximos pensadores liberales, la
libertad más importante para para ser ejercida por los seres humanos, es la
libertad política, la misma que Morales pretende borrar para tener en su puño
al pueblo jujeño.
El sábado en la manifestación realizada en Purmamarca, se
registraron más de 30 detenidos, y al menos 10 manifestantes baleados, entre
ellos, mujeres heridas con balas de goma y un joven de 17 años que perdió un
ojo al ser disparado por un policía a la cara.
Hechos como estos recuerdan tristemente los sucesos del 19 y
20 de diciembre del 2001 cuando el gobierno de Fernando De La Rúa, gobierno del
que Gerardo Morales fue secretario de Desarrollo Social y Patricia Bullrich,
ministra de trabajo, decretaron el estado de sitio desatando una feroz
represión de las fuerzas policiales que
terminó con la vida de 39 argentinos, de las cuales 7 eran niños de entre trece
y dieciocho años, y dejaron un tendal de más de 500 heridos de distinta
consideración contando con la canallesca persecución de las Abuelas y Madres de
Plaza de Mayo por parte de la caballería.
Argentina no es un país de memoria corta, todos sabemos
quién es quién en la escena nacional, a nadie puede sorprender la catadura
moral de un personaje como Gerardo Morales.
Como olvidar que fue el gobernador Morales quien recibió en
Jujuy la visita de Ivanka Trump, hija del expresidente estadounidense e
importantes funcionarios del gobierno de Estados Unidos días antes de concretar
apoyo logístico para que las fuerzas políticas opositoras pudieran planificar y
ejecutar con éxito el golpe de Estado contra Evo Morales en Bolivia el 10 de
noviembre de 2019.
Ahora, Morales presume ser el potencial candidato a
vicepresidente de Horacio Rodríguez Larreta, y sacando chapa de duro ante la
sociedad en una competencia interna con Patricia Bullrich, decide en su
provincia quien puede protestar y quien no, lo hace reformando la constitución
provincial y permitiendo la represión de quienes no están de acuerdo con sus
objetivos políticos.
¿Serán las mismas formas que utilizará cuando potencialmente
gane la presidencia JXC?
Todo indicaría que sí, porque Morales no duda en
posicionarse como un verdadero autócrata por encima de las garantías que
establece la Constitución Nacional sin que le tiemble el pulso, volviendo a la
lógica macabra de los modelos neoliberales que cierran con represión y hambre.
Como nos enseñara el Gral Perón, para el Justicialismo hay
una sola clase de hombres: los que trabajan, por eso el Peronismo en su
conjunto no puede ver impávido lo que sucede en Jujuy, por el contrario, debe
expresar su apoyo cercano y solidario a las manifestaciones sociales que allí
se desarrollan por reclamos salariales docentes producto de la imposición de
Morales hacia los gremios de negociar paritarias a la baja y una reforma
constitucional que castiga el derecho a la protesta.
De allí que el modelo provincial de Morales pueda
significar, el globo de ensayo que JXC aspira replicar en todo el país si
tuviéramos la mala fortuna que este sector lograse ganar las próximas
elecciones generales, todo esto, bajo el manto de impunidad que brinde un
partido judicial corrupto que represente los mismos venales intereses.
A veces los consejos suelen ser mejor que las advertencias, quienes se atrevan a continuar por esta senda, tarde o temprano tendrán que hacerse cargo de lo que acontezca, como diría Perón:
“El que no tiene buena cabeza para prever, ha de tener buenas espaldas para aguantar.”


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