En noviembre el BCRA ganó $4500 millones a costa de la especulación de los grupos que apostaban contra el Peso. La devaluación que no fue y la crónica de una profecía fallida.
Por Leandro Mijaloski*
De esta manera, y a pesar que el gobierno negaba constantemente una devaluación poselectoral, el sector financiero jugó fuerte y aumentó considerablemente la compra de contratos por dólar futuro concentrados a corto plazo, puntualmente en el escenario poselectoral.
Los especuladores que realizan la clásica corrida contra el Peso, en busca de ganancias rápidas y extraordinarias, a costa del pueblo argentino, se presentan como “Inversores” genuinos, que buscan “Contratos de cobertura” para protegerse de una inevitable devaluación.Pero esta vez la apuesta les salió mal, se encontraron en frente a un BCRA y a un gobierno decidido a resistir un salto devaluatorio y todos los falsos pronósticos de los economistas convertidos en defensores de intereses ajenos, que desfilaban por los medios hegemónicos, quedaron truncos, y hoy pasan a integrar la larga lista de “profecías fallidas" de los economistas neoliberales.
Lamentablemente y por razones que desconocemos, estos economistas no pierden su prestigio y prontamente ya los tendremos augurando nuevos presagios y dando lecciones de “economía de café”, a un público indefenso que ingenuamente cree en su palabra.En concreto, en esta oportunidad los especuladores perdieron frente al BCRA $4500 millones, ya que la entidad sostuvo sin complicaciones, su estrategia en el mercado oficial de cambios y evitó así, un salto en la cotización de la divisa norteamericana. Este resultado positivo de noviembre, estiró a $19.000 millones el resultado favorable para el BCRA en lo que va del año.
La postura que iba a tomar la entidad luego de las elecciones no era un secreto, varias autoridades del Gobierno nacional ya habían anunciado que el ejecutivo descartaba completamente un salto en el tipo de cambio, pero a pesar de ello, la especulación no se detuvo y apostaron fuerte a que una derrota en las urnas, le torciera el brazo al gobierno y forzara una devaluación.
Los contratos de dólar futuro son una herramienta que tiene el BCRA, para intervenir sobre las expectativas de devaluación. Estos contratos se pactan en Pesos y establecen un valor del dólar a un plazo determinado y una vez llegado el vencimiento, la diferencia entre el valor del dólar oficial y el pactado en el contrato, se transforma en una ganancia o perdida para la entidad, de acuerdo a si efectivamente se devaluó la moneda o no.
Mas allá de las cuestiones estrictamente técnicas, el valor de la moneda es atravesado por cuestiones políticas intrínsecas. El efecto de una devaluación, sobre los salarios, la inflación, la pobreza, la conflictividad social y la gobernabilidad, son cuestiones que no pueden pasarse por alto y dejar la decisión a merced de economistas que carecen de la sensibilidad política necesaria. En este sentido, en el equipo económico del Frente de Todos, son consientes que en el país no hay margen para una devaluación brusca del Peso. La elevada inflación y pobreza, devenidos de una devaluación del 500% entre el 2016 y el 2019 y la posterior pandemia del Covid 19, hacen que cualquier devaluación por encima de la inflación acumulada, se convierta en la práctica en un acto suicida de las pretensiones políticas del gobierno.
Si el gobierno cediera ante las presiones y avalaría un salto devaluatorio, la conflictividad social aumentaría considerablemente y pondría en riesgo la gobernabilidad de todos los niveles del Estado.Pero además, el nivel de endeudamiento en dólares del sector privado y de las provincias es muy elevado, lo que le agrega un condimento explosivo a cualquier estrategia de ajuste por devaluación. Este es otro aspecto de la pesada herencia de la desrregulación financiera de la etapa macrista.
Por el lado de las consideraciones estrictamente técnicas, tampoco existen elementos como para justificar una devaluación brusca del Peso. El salario medido en dólares se encuentra en mínimos históricos y el tipo de cambio real se encuentra en valores competitivos (Un promedio de 108 puntos según el Índice de Tipo De Cambio Multilateral del BCRA), aun habiéndose actualizado en el último tiempo por debajo de la inflación. De aquí se desprende que el argumento del atraso cambiario, tampoco resulta ser lo suficientemente fuerte como para justificar una aventura devaluatoria.
Si en algo se diferencian el peronismo y la derecha, es que en el peronismo saben que una devaluación “te lleva puesto”. Resistir las corridas cambiarias y defender el valor de la moneda son el único camino para recomponer el salario y devolver la dignidad al pueblo argentino.
*Licenciado en Ciencia Política (UBA) Comunicación Política y Opinión Pública (FLACSO).
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