El jefe de gobierno porteño desalojó a 100 familias de un asentamiento en el Barrio 31 de Retiro. Larreta en su afán de mercader inmobiliario no repara en cercenar derechos elementales básicos, como lo es el acceso a una vivienda digna.
Por Ana Clara Torres y Jorge Néstor Juncal *
Horacio Rodriguez Larreta, el pasado 30 de junio había informado que “alrededor de 50 personas tomaron un terreno público porteño de manera ilegal”. Ese mismo día, las autoridades porteñas, haciendo uso de un argumento falaz pero efectivo, emitieron un comunicado oficial donde señalaban "desde el primer momento, el Ministerio de Desarrollo Humano y Hábitat del GCBA apeló al diálogo e implementó distintas estrategias de acercamiento en busca de soluciones conjuntas, sin éxito"."Ante este escenario, fue necesario acudir a la Justicia”. Nada mejor que una justicia local amañada para justificar cualquier atropello.
El actual jefe de Gobierno Porteño, émulo del exintendente de la dictadura genocida, Osvaldo Cacciatore, no vaciló en enviar topadoras, camiones, cuadrillas de trabajadores municipales para llevar adelante un operativo policial y judicial contra mujeres y niñxs. La praxis que lo motivaba le nublaba el discernimiento al extremo de no detenerse a contemplar, siquiera, el estado de necesidad extrema en la que se encontraban aquellas mujeres que habían optado por tomar tierras de un basural, antes de quedar con sus críos a la intemperie en la vía pública. Los sicarios del jefe de gobierno procedieron a incendiar casillas y carpas muy precarias, mientras camiones y palas excavadoras hacían el resto de la faena. Si hay un Dios, seguro allí, no se hizo presente. No fueron obstáculo para esas hordas, los más de 200 pibxs que con bajas temperaturas se aterían buscando el calor benévolo de ollas populares y fogones. Las mujeres y los pocos hombres que allí se encontraban veían impávidos semejante salvajada, impropia de seres humanos civilizados.
Graciela Sosa, en primera persona, una de las tantas mujeres empoderadas y voceras de la comunidad decía: "Ahora no sabemos dónde vamos a dormir con nuestros hijos. Hace más de tres meses que estamos en el asentamiento. Armamos el asentamiento porque no tenemos un lugar para vivir".
Frente al atropello de un gobierno municipal que ostenta presupuesto de ciudad europea, con 688 mil millones de pesos para destinarlo a discreción para dotar a su cleptocracia corrupta. Negocios como el inmobiliario o destinar fondos para blindarse judicialmente con una administración de justicia adicta, el déficit habitacional no es parte de su agenda. La Legislatura porteña, suerte de escribanía de Larreta, se encamina a aprobar el proyecto de la constructora IRSA para emplazar torres de hasta 45 pisos sobre el humedal lindero a la Reserva Ecológica y al Barrio Rodrigo Bueno.
En tan solo 10 años, que van desde el 2009 al 2019, el Gobierno porteño que encabezara Mauricio Macri y luego Horacio Rodriguez Larreta, vendió más de 150 hectáreas de tierras de la Ciudad, ambos creyéndose dueños y señores del patrimonio público.
Luego del desalojo, Walter Córdoba, uno de los referentes de Somos Barrios de Pie en la CABA, puso en blanco sobre negro la problemática de la vivienda, cuestionando por igual al gobierno de la ciudad como a la justicia porteña, además de asociar de manera promiscua a Larreta con los emprendimientos inmobiliarios al señalar "Repudiamos la actitud del gobierno de la Ciudad y de la Justicia, que con estas medidas no tienen en cuenta los derechos de las familias, de las mujeres y los niños. La vivienda digna es una situación muy problemática y el gobierno de Larreta lo único que hace es favorecer el negocio inmobiliario”. Mientras tanto, Graciela Sosa y otras como ella, esperan un gesto oficial que le devuelva un poco de dignidad “Estamos por el derecho humano a una vivienda, estamos por el derecho de las mujeres y de las madres, a tener una vivienda digna donde vivir porque los alquileres de la villa (31) no lo podíamos pagar más. Hoy nos quedamos a la deriva”. La urbanización de las villas o el déficit habitacional, no son temas que conciten el interés de la derecha macrista, lo que mueve el negocio es otra cosa, eso lo sabemos; ahora, pretender que las familias desalojadas encuentren en un hacinado parador municipal lo que pueda ofrecerle una vivienda por mas humilde que sea, eso se llama perversión. Pedro Sánchez, uno de los ocupantes del asentamiento desalojado decía de manera descarnada: "Hoy nos quedamos en la calle, en situación de calle, y el gobierno de Larreta nos quiere mandar a un parador. Somos familias que no tenemos un lugar para vivir porque no podemos alquilar, porque tenemos chicos y nadie nos alquila. Soy cartonero y tengo cinco hijos. ¿Cómo hago para vivir en una pieza de cuatro por cuatro?”. La Ciudad se comporta como un Estado ausente, carente de toda empatía hacia los más débiles, atizando la lucha de pobres contra pobres, donde la ecuación siempre se resuelve a favor de los mas poderosos. Otra de las voceras de la organización decía "Somos más de 80 mamás solteras, queremos luchar por una vivienda digna. Queremos una mesa de diálogo para poder dejar en mesa lo que buscamos realmente", dijo la mujer, quien comentó que, hasta el momento, ninguna de sus compañeras había podido "alquilar", porque "los dueños de las casas dentro de la Villa 31 no nos quieren alquilar porque tenemos hijos". Una fotografía que nos lleva a principios del siglo XX donde en la Ciudad de Buenos Aires se prohibía jugar a los niños en la vía pública, si lo hacía eran reprimidos por la policía, por lo cual, los propietarios de los conventillos solo alquilaban a personas que no tuvieran hijos menores.
No es casual, como decimos más arriba en este texto, que este es un grupo de mujeres con apenas un par de hombres. Este grupo de mujeres, además, vienen en su gran mayoría escapando de situaciones de violencia de género, y encontraron en ese precario espacio que armaron, una alternativa. Entendamos algo, para ellas, esta alternativa es la única y suele ser la única posibilidad, muchas veces, de salvar sus vidas y las de sus hijxs. “Madres solteras”, decimos con total liviandad, no entendiendo la profundidad de este asunto.
Este sistema patriarcal las vomita y expulsa una y otra vez. ¿Acaso hemos asistido, alguna vez, al reclamo de grupos de hombres, con sus hijxs a cuestas buscando adonde vivir? Nunca tan explícitamente. Lejos está esto de ser casual. Ocurre porque son ellas, estas mujeres, madres en su mayoría quienes quedan a cargo de sus hijxs y sus existencias. Y cuando ellas, con esa fuerza imparable que se genera cuando las mujeres se juntan, encuentran un espacio adonde se vislumbra algo de esperanza, son arrasadas nuevamente por la derecha en su expresión favorita: el patriarcado feroz, en este caso, en forma de topadora y destrucción.
Nadie se detiene a pensar en estos destinos tan arrasados, tan faltos de amor. Como decíamos, son expulsadas una y otra vez, huyendo primero del macho que cree que tiene derecho a matarla, luego del transa que no les alquila la pieza con tres chapas por madres y por solas, y en tercer lugar del sistema que las reprime y demuele, que pone a sus hijxs a gritar y llorar en la calle, en el desamparo más profundo. Con la certeza, además, de que no será el último espacio en sus vidas del que serán expulsadas.
Estas mujeres no necesitan un albergue temporario adonde subsistir cada noche a la marginalidad. Necesitan un espacio propio, amable y estable, adonde criar a sus hijxs y construir su historia, la que deseen, la que puedan, como todos nosotros. Un espacio adonde poder darles un plato de comida y adonde puedan ellos sentir la seguridad y tranquilidad de crecer jugando, y no transformarse en adultos llenos de rabia y dolor.
La historia vuelve a repetirse, los personajes siniestros en la Ciudad de la Furia siguen siendo los mismos, generación tras generación, lo único que tienen para ofrecer es más desigualdad, más inequidad, más marginalidad.
Como diría sabiamente nuestra querida Cristina: “No se equivoquen, no vienen por mí, vienen por ustedes, porque cuando al país le va mal, a los primeros que se llevan puestos es a los trabajadores.”
El acceso a la vivienda digna es un derecho que no podemos seguir negándoles. Todos somos responsables y todavía cómplices si seguimos permitiendo estos atropellos y miramos para el costado.
*Psicóloga (UBA) y Abogado (UM)
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