La política de protección del empleo registrado del Gobierno nacional, evitó la pérdida de 700 mil puestos de trabajo por la Pandemia. La contracción en el nivel mas bajo de empleo fue de sólo 3% en Argentina, frente a Chile (17%) y Brasil (14%). Evolución y perspectiva de la actividad económica.
[EHM]
En la misma sintonía se encuentra el documento de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) denominado “Las normas de la OIT y la COVID-19”, donde el organismo alude a la necesidad de que los gobiernos implementen medidas paliativas para evitar o morigerar los efectos nocivos en el mundo laboral, en particular, propende la conservación de puestos de trabajo.
En ese sentido el Poder Ejecutivo Nacional dictó el DNU 413/2021 el 25 de junio del corriente, que prorroga la prohibición de los despidos y suspensiones “por casuales de falta o disminución de trabajo y fuerza mayor” hasta el próximo 31 de diciembre, en el marco de la emergencia sanitaria.
El empleo como política de Estado
Un informe técnico del Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social que dirige el ministro Claudio Moroni, bajo el título de “Sostenimiento del trabajo registrado frente al impacto de la pandemia”, da cuenta de los esfuerzos fiscales que demandó la tarea de preservación de las fuentes laborales, en un escenario de extrema fragilidad socioeconómica del país.
“La irrupción de la pandemia, exigió la implementación de un conjunto importante de políticas con el objetivo de mitigar los efectos económicos y laborales provocados por el coronavirus”.
“La decisión del Gobierno nacional fue preservar los contratos laborales a través de tres acciones fundamentales: prohibición de los despidos sin justa causa, puesta en marcha de los subsidios para que las empresas abonen las remuneraciones a través de los programas ATP y REPRO y brindar un marco institucional para que se definan acuerdos colectivos que permitan aplicar suspensiones de personal en sectores severamente afectados por la pandemia manteniendo un piso de ingreso del 75% del salario.”
A modo de evaluar con mayor certeza el impacto que tuvieron estas medidas de excepción, el informe propone la compulsa con países que presenten características económicas comparables, como Brasil y Chile, pero con modelos de relaciones laborales diferentes. Dicho sea de paso, donde además, por razones ideológicas, no se implementaron acciones de protección al empleo registrado de la magnitud de las que se tomaron en nuestro país.
Las cifras demuestran de manera contundente que “la caída del empleo formal privado desde el inicio de la pandemia resultó mucho más profunda en Brasil y en Chile que en Argentina".
"Entre el inicio de la pandemia en esta latitud del continente y hasta el nivel más bajo de empleo, la contracción fue del 17% en Chile, de 14% en Brasil y de sólo 3% en Argentina.” Esto demuestra que un Estado activo en políticas públicas de defensa del empleo puede capear un estado de situación, que de no atenderse con resolución, y de manera oportuna, podría llevar a un nivel de destrucción económica irrecuperable.
La tarea del Gobierno resulta más loable, si le contraponemos el lastre de compromisos externos y condicionamientos presupuestarios que el gobierno de Mauricio Macri le dejó a la actual administración. Según señala el informe, tomando como parámetro el punto mas bajo en el nivel de empleo hasta mayo de 2021, se observa una recuperación del empleo en Chile, Brasil y Argentina, pero con distintas intensidades. Mientras la economía chilena crecía fuertemente un 11% seguido por la brasileña (2,5%), la argentina lo hacía en 1,6%, debido a que el nivel de empleo en Argentina cayó mucho menos que en Brasil y Chile. Si bien estos dos países tuvieron una tasa de crecimiento del empleo formal mayor que Argentina, cuando analizamos el período afectado por la pandemia, nuestro país resulta con la menor pérdida de empleo (1,6%), “dado que la economía chilena registró 7 puntos porcentuales menos de empleo y Brasil 11 puntos menos.” En comparación con febrero 2020, Chile destruyó empleo privado en un 16,6%, y por su parte, Brasil lo hizo en el orden de los 13,6%, mientras Argentina en su peor momento la pérdida de empleos estuvo en el 3,2%. Dicho de otro modo, de haberse concretado en el país, una pérdida de empleos similar al promedio de estos países vecinos (14,9%) se habrían perdido 712.500 puestos de trabajo más.
“De este modo se verifica que la decisión política de preservar las relaciones laborales frente al contexto contractivo, es uno de los principales determinantes que permiten explicar que en la actualidad la Argentina se encuentre entre los países de la región en que el empleo asalariado registrado privado se redujo en menor medida.”, concluye el informe.
Evolución del nivel de actividad
El informe técnico del Ministerio de Trabajo señala que en los primeros cuatro meses del 2021 se vio registrado un crecimiento del empleo asalariado en las empresas del sector privado, para luego detenerse a raíz de la implementación de restricciones de circulación previstas para la segunda ola de la pandemia.
La dinámica del empleo verificada antes de irrumpir la segunda ola y “las expectativas positivas de las empresas en los próximos tres meses, evidencian que, en la medida que se vaya normalizando la actividad productiva, se encuentran dadas las condiciones para que la economía continúe el sendero de recuperación y crecimiento del trabajo formal.”
No obstante, desde enero hasta mayo de 2021, la economía del país incorporó al mercado laboral a 83.000 trabajadoras y trabajadores en puestos formales en empresas privadas, como lo indica el informe del Ministerio. “De este modo, el número de trabajadoras y trabajadores en esa modalidad ocupacional es mayor en un 1% a abril de 2020, el primer mes en el que la pandemia impactó fuertemente en el empleo, e inferior al 1,6% en relación al inicio de la pandemia en la Argentina, en febrero de 2020", señala el informe técnico publicado por la cartera laboral.
Respecto a las expectativas de las empresas en relación a la contratación de personal para los próximos tres meses, el 6,3% de las empresas declaran que harán cambios en sus dotaciones en los próximos 3 meses, el 4,3% espera aumentar la dotación y apenas el 1,9% estima que la reducirá.
“Este resultado, habilita a pensar en un próximo escenario de expansión en la medida que se vaya normalizando la actividad productiva”, concluye el informe.
Prueba de esto, pueden darlos los programas de Desarrollo Productivo que el Gobierno impulsa con verdadero denuedo y vocación política. Si nos retrotraemos a 2019 sectores como la construcción y la industria mostraban cifran declinantes, propios de escenarios contractivos o recesivos, pero desde 2020, incluso en un escenario totalmente adverso, el empleo no dejó de crecer y de ir en aumento la cantidad de trabajadores registrados. Hoy en día, el Gobierno nacional encauza su accionar en la reactivación de las actividades económicas más postergadas y golpeadas por la emergencia sanitaria, como hotelería, gastronomía y turismo, como así también, en los servicios interpersonales que aumentan al calor de mayores niveles de actividad económica y más poder adquisitivo en la masa salarial.
Por lo pronto, los últimos datos de desempleo del INDEC muestran que la desocupación venía contrayéndose al 10,2% en el primer trimestre después de la debacle del 13,1% al comienzo de la pandemia del Covid-19 y luego de la “pandemia” macrista. El informe técnico del Ministerio de Trabajo, resulta ser por demás elocuente en cifras y analogías, además de trasmitir cierta dosis de optimismo en el sentido de estar a las puertas de una nueva recuperación económica.
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