Reino Unido aumenta su arsenal nuclear y su presencia militar en Malvinas

El Primer Ministro Británico Boris Johnson, suma tensión a la seguridad mundial al decidir incrementar el armamento nuclear del Reino Unido y su presencia militar en las Malvinas y el resto de sus territorios de ultramar, como respuesta a hipotéticas “amenazas estatales y no estatales". Categórica respuesta de la Cancillería argentina.

[EHM]


Boris Johnson, Primer Ministro británico, diseñó un plan de defensa que incrementa el arsenal nuclear de Gran Bretaña, apuntando a Rusia y China, al igual que su homólogo estadounidense, como las principales “amenazas” para la seguridad, a partir de lo cual su gobierno asumirá una “presencia militar permanente” en las Islas Malvinas y otros territorios de ultramar que están bajo su dominio. Dicho plan de defensa señala como  “amenaza activa” a la Rusia de Vladimir Putin, poniendo en tela de juicio el envenenamiento del exespía ruso Serguéi Skripal y su hija Yulia, como también la muerte de la británica, Down Sturgess, quien meses después, habría encontrado restos del agente neurotóxico Novichok utilizado en aquel ataque atribuido al Kremlin, desde donde se negó todo tipo de vinculación y participación. 

En relación con China, con quien Gran Bretaña mantiene relaciones diplomáticas cada vez más tirantes, tienen la pretensión de estrechar lazos comerciales, más allá de considerarla un "desafío sistémico". Los 14 territorios de ultramar usurpados, considerados por Naciones Unidas como enclaves coloniales en pleno siglo XXI, son parte esencial del plan donde Gran Bretaña desea reforzar la presencia militar para “disuadir y defender contra amenazas estatales y no estatales”. Entre dichos territorios de ultramar, se encuentran las Islas Malvinas, las Georgias del Sur, Sandwich de Sur y los territorios marítimos circundantes que totalizan una superficie en disputa aproximada de 6 millones de kilómetros cuadrados, es decir, el equivalente a dos argentinas de océano e islas ricas en recursos naturales. De ahí, la importancia geopolítica del control del atlántico sur  para Gran Bretaña y los países miembros de la OTAN. Además de ello, los territorios del atlántico sur le garantizan el control del pasaje bioceánico y son integrantes de la distribución de poder del Reino Unido sobre todo el Atlántico. La red de dominio del Atlántico se completa con importantes bases militares en la propia Gran Bretaña, en Gibraltar y en las Islas Ascension, Santa Elena, Tristán de Acuna,  Gough, Sandwich del Sur, Georgias de Sur y las propias Malvinas. En conjunto representan el dominio total sobre el océano Atlántico.

Argentina se encuentra entre las “amenazas Estatales”, ya que  reclama consecuentemente su soberanía sobre las Islas Malvinas, Georgias del Sur y Sándwich del Sur y espacios marítimos circundantes, y cuenta a su favor sucesivas resoluciones de Naciones Unidas que instaron al diálogo bilateral, siendo desconocidas por Londres, de manera sistemática y arbitraria. 

Por otro lado, y relacionado a lo que denominan “amenazas no estatales”, el informe alerta sobre una “posibilidad realista” de que un grupo terrorista “logre lanzar un ataque CBRN (químico, biológico, radiológico o nuclear) de aquí a 2030”, mención que recuerda la táctica de crear un hipotético enemigo que sirva de “chivo expiatorio” para declararle la guerra a un país o intervenirlo, con el fin de apropiarse de sus recursos estratégicos. El profuso plan denominado “Revisión Integrada de Seguridad, Defensa, Desarrollo y Política Exterior”, que en sus más de 110 páginas aborda, además del aumento del poderío nuclear de la “pérfida Albión”, temas de seguridad nacional, política exterior, la economía post Brexit, la instauración de objetivos geoestratégicos y lograr la cooperación de sus aliados para alcanzarlos. El aumento del arsenal nuclear del reino Unido no tiene antecedentes, desde lo que fue la caída de la Unión Soviética en 1991.

El polémico plan de defensa presentado por Boris Johnson al Parlamento elevará el techo máximo de su arsenal de ojivas nucleares de 180 a 260, lo que supone acrecentar un 45% su capacidad nuclear disuasoria. 

El cambio de estrategia se debe a que el premier inglés es blanco de duros cuestionamientos por parte de los kelpers de los 14 territorios de ultramar, especialmente los que habitan nuestras Islas Malvinas, luego de haberlos dejado afuera de los beneficios comerciales del Brexit, acordado con la Unión Europea a fines de 2020. Además, los propios kelpers no le perdonan al Premier que los haya destratado con miras al acuerdo, trayéndoles perjuicios económicos a raíz de los nuevos aranceles que se aplicarán, especialmente, en la exportación pesquera. De allí que Boris Johnson haya salido rampante a sostener su ambicioso plan ante la cámara de los comunes, asemejándolo a un juego de dominación geopolítica en sintonía con la primera potencia mundial,  al afirmando que:

 “La revisión describe cómo reforzaremos nuestras alianzas, fortaleceremos nuestras capacidades, encontraremos nuevas formas de alcanzar soluciones y volveremos a aprender el arte de competir contra Estados con valores opuestos".
 Por su parte el Ministro de Relaciones Exteriores del gobierno británico, Dominic Raab, en declaraciones a la BBC señaló “Dado que las circunstancias y las amenazas cambian con el tiempo, necesitamos mantener un nivel mínimo y creíble de disuasión", como parte del repertorio argumentativo que ensayó el funcionario para sostener la llamada Revisión Integrada de Seguridad, Defensa, Desarrollo y Política Exterior. El funcionario inglés añadió que esta “Revisión” o plan de defensa opera como una póliza de seguro (sic), realmente resulta curiosa la forma de asemejar la toma de cualquier garantía a sumar nuevas ojivas a su arsenal nuclear: "Esta es la garantía última, la póliza de seguros última contra las peores amenazas de los estados hostiles". Podemos estar “tranquilos” porque el Gobierno británico indicó que su plan buscará profundizar lazos con Brasil y México, vigorizando alianzas en comercio, innovación, clima, seguridad y desarrollo, sin olvidar a Argentina, Chile y Colombia, pero aclarando que “seguirá defendiendo” nuestra Islas Malvinas y lo que ellos llaman despectivamente Territorios de Ultramar.

El Gobierno Argentino respondió a través del comunicado de prensa N° 074/21 de la Cancillería, advirtiendo al Reino Unido que “debe escuchar a la comunidad internacional que promueve el fin del colonialismo en el mundo y que en particular en el caso de las Islas Malvinas ha planteado, a través de la Resolución 2065 de Naciones Unidas, que el camino para la solución del diferendo por la soberanía es el diálogo bilateral". 

Por otra parte, el comunicado refiere a las consideraciones del primer ministro Johnson señalando que “reiteran la tradicional mirada colonialista del Reino Unido sobre las Islas Malvinas y el conjunto de posesiones británicas alrededor del mundo y para la Argentina no expresan novedad respecto de la política colonial británica". También resalta el falaz argumento del uso del “derecho a la libre determinación” indicando que “Reino Unido sostiene la ilegítima presencia en el Atlántico Sur, con el objetivo de apropiarse de las riquezas que allí existen y controlar tanto el acceso a la Antártida como del pasaje bioceánico entre Atlántico y Pacífico”. 

Asimismo, el documento indica la permanente denuncia que hace Argentina sobre el sostenimiento de una base militar en Islas Malvinas, circunstancia que “los países del Atlántico Sur de América Latina y África que conforman la Zona de Paz del Atlántico Sur (ZPCAS) han planteado como una amenaza para toda la región", y viola en forma recurrente “la resolución 31/49 de las Naciones Unidas que prohíbe las acciones unilaterales en la zona en disputa, como lo es esta base militar”. Por último, el comunicado de cancillería reitera la vocación de diálogo de Argentina, basado en el ejercicio de la diplomacia y la paz como los únicos caminos para recuperar el ejercicio de la soberanía en las Islas Malvinas, Georgias del Sur y Sándwich del Sur y los espacios marítimos circundantes.

“Si el imperio Romano, en la época de la carreta tardó un siglo en descomponerse y desaparecer, los imperios actuales, en la época de los cohetes, solo podrán tardar unos años. Sus valores ficticios los están ya carcomiendo y la destrucción imperialista se produce siempre por un proceso interno de descomposición porque, como el pescado, comienzan a podrirse por la cabeza” Juan D. Perón.


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