De la Doctrina Drago al Voto en contra de Venezuela | Repaso histórico de la posición diplomática Argentina en la región

Repaso histórico de la posición diplomática Argentina en la región



Por Jorge Néstor Juncal

Hacia la década de 1820, América Latina, en su conjunto, había contraído diversos empréstitos con la banca internacional que representaba el 47,6 % del total del pasivo mundial. Al tope del listado de naciones sudamericanas hiper endeudadas quedó la Gran Colombia con 6,75 millones de libras esterlinas. La Gran Colombia se fue fraccionando en las actuales Colombia, Ecuador, Panamá y Venezuela, las cuales heredaron partes de esa enorme deuda que, con el paso del tiempo, se fue incrementando. El 19 de diciembre de 1901 el banquero Manuel Antonio Matos, quien lideraba a un grupo de caudillos lugareños y con el apoyo de grandes empresas como la Compañía Francesa de Cables Telegráficos, la Orinoco Steamship Company y la New York & Bermúdez Company, entre otras, inició una guerra civil para derrocar al presidente Cipriano Castro. Estas acciones produjeron una grave crisis financiera que llevó al presidente Venezolano a declarar la suspensión de los pagos de la deuda externa. Fue así que los acreedores de Alemania, Italia y Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda, perjudicados por la medida del presidente Castro presionaron a sus respectivos gobiernos a efectos de que movilizaran sus flotas, en clara actitud de beligerante. Estas tres naciones europeas, antes de intervenir, habían solicitado un permiso a Estados Unidos, y ésta no se había opuesto, a condición de que no ocuparan definitivamente el territorio venezolano. El 8 de diciembre de 1902, buques de guerra alemanes, ingleses e italianos bloquearon el Puertos de La Guaira y Maracaibo, bombardearon y hundieron los barcos venezolanos anclados en ellos. Luego bloquearon Puerto Cabello, asaltaron las aduanas y se apoderaron de lo allí existente.

 Mientras, acreedores de otros países se sumaron a los reclamos de pago. El 29 de diciembre de 1902, en una actitud digna de un jefe de estado latinoamericano, el presidente Julio Argentino Roca, con Luis Maria Drago, su ministro de Relaciones Exteriores envió una nota al ministro argentino en Washington, Martin Garcia Merou, que sostenía que la “Doctrina Monroe”, sintetizada en la frase “América para los americanos”, debía ser aplicada al cobro compulsivo de deudas públicas. Drago agregaba que:

No puede haber expansión territorial europea en América ni opresión de los pueblos de este continente, porque una desgraciada situación financiera pudiese llevar a algunos de ellos a diferir el cumplimiento de sus compromisos.

 En una palabra, el principio que deseaba ser reconocido era que la deuda pública impaga no puede dar lugar a una intervención armada, y menos, a la ocupación territorial de las Repúblicas americanas, por una potencia europea. Ante la presentación de esta nota, la Secretaria de Estado de la Unión (Estados Unidos), en aquel entonces presidido por Theodore Roosevelt, contestó de forma ambigua, sin expresar consentimiento o disidencia con la postura de Drago, a la vez que recomendaba realizar previamente el arbitraje, para cualquier situación futura a plantearse. Podría interpretarse que Estados Unidos le daba lo mismo si los europeos destruían Latinoamérica, siempre y cuando no establecieran sus reales en su “patio trasero”.

 Luis Maria Drago toma posición valiente basado en las ideas de Carlos Calvo, otro ilustre jurista argentino que en su obra “Derecho Internacional Teórico y Practico de Europa y América” establecía que los extranjeros debían realizar las demandas, reclamaciones y quejas sometiéndose a la jurisdicción de los tribunales locales, evitando recurrir a las presiones diplomáticas o intervenciones armadas de su propio Estado o Gobierno. Finalmente, Estados Unidos intervino en el conflicto, al amparo de la “doctrina Monroe”, y propio a su estilo imperial de “no dar puntada sin hilo”, da término a la crisis a cambio de reforzar su presencia en Venezuela. El 13 de febrero de 1903 se firmó un acuerdo, que resultó mas una imposición de la potencias europeas y Estados Unidos, que producto de la libre voluntad de las partes. Mediante el “acuerdo”, de tinte confiscatorio y con cláusulas leoninas, Venezuela se comprometía a destinar el 30 % de los ingresos aduaneros de sus puertos a los países acreedores (Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda, Alemania e Italia). El gobierno de Venezuela denunció los términos y condiciones del acuerdo ante el Tribunal de La Haya, pero como era de esperar, dicho tribunal internacional el 22 de febrero de 1904 falló a favor de las potencias europeas.

 Aquella digna postura de Luis Maria Drago, mostró la hidalguía argentina frente al atropello de tres naciones europeas contra a una latinoamericana, dando origen a una doctrina que lleva su nombre, “Doctrina Drago”, que, además de llenarnos de orgullo como argentinos, marcó un hito en el derecho internacional público.

 

Vergonzante postura Argentina deshonra tradición latinoamericanista.

Este martes 6 de octubre se llevó a cabo la votación ante el Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas, donde la Argentina junto a otros países entre los que se encuentran Brasil, Chile, Perú, Uruguay, Alemania, Italia, Japón, España, Netherlands (ex Holanda), Dinamarca, Australia y Corea del Sur, entre otros, votó una declaración en la que se alerta sobre la grave situación de violación a los derechos humanos en Venezuela, proponiendo que la Alta Comisionada de la ONU, Michele Bachelet, continúe por dos años más en su misión de revisión de la crisis venezolana, además de exigir elecciones libres e independientes en el país caribeño. La votación resultó por 22 votos a favor de esta declaración, 22 abstenciones (México, India, Indonesia, Pakistan, entre otros) y 3 votos en contra. Finalmente, se terminó imponiendo la posición de la mayoría de los países reunidos en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU y quedó aprobada la resolución que insta a Venezuela a atender las denuncias sobre las violaciones de derechos humanos que se equiparan a delitos de lesa humanidad.

 Si bien el voto argentino sorprendió, el canciller Felipe Solá ya había anticipado en un tuit poco antes de la votación en Ginebra: 

Agradezco al embajador de EEUU Edward Prado el compromiso de su país de apoyar a la Argentina en las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional. Hoy tuvimos un encuentro en el que analizamos como aumentar las inversiones y el comercio entre ambos países”. 

Otra vez, la teoría de “la zanahoria y el garrote”, que nunca deja un saldo positivo para la Argentina, como botón de muestra tenemos las “relaciones carnales” del menemato con el Imperio. Sin embargo, el Canciller argentino, en una maniobra discursiva afirmó que desde agosto, Argentina se sumó al Grupo de Contacto Internacional formado por la Unión Europea que persigue una solución consensuada a la crisis venezolana.  Así lo expresaba un comunicado emitido por el Grupo de Contacto Internacional: “por el momento, no se cumplen las condiciones para un proceso electoral transparente, inclusivo, libre y justo.”, poniendo en duda las instituciones del país caribeño y alineándose a la postura de Washington de jaquear el proceso Venezolano. Vade suyo que la actual postura Argentina sería entonces “comulgar” con Europa para buscarle solución a los problemas de Venezuela, interpretación que, llegado el caso, serviría para que otros países latinoamericanos tomen la misma actitud contra la Argentina. Para el canciller Solá es importante alinear al país junto a España, Alemania, Francia o Países Bajos:

 “Nuestros votos en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU en Ginebra continúan con la misma política. Siguen reconociendo la importancia primordial del informe Bachelet”.

 Pura dialéctica para excusar el voto vergonzante que emitió el país contra Venezuela, ya que como pudo saberse el “informe Bachelet” señala -sin pruebas de ello ni haber visitado Venezuela- de batallones de exterminio, torturas, asesinatos, detenciones arbitrarias, violaciones sexuales en el país caribeño, mezclándolo con el drama que vive la población producto del bloqueo de EEUU y la Unión Europea, los sabotajes de la derecha opositora, todo de acuerdo “al paladar” de Washington para vulnerar la soberanía venezolana. Además el “informe Bachelet”, al que el canciller argentino le da “primordial importancia” para fundar su voto, responde a una elaboración hecha desde Panamá por un ente designado por Bachelet denominada Misión de Determinación de Hechos, sobre información recabada en redes sociales y páginas de internet. Es decir un pasquín, particular del método “copie y pegue”, que podría aplicarse a otras latitudes latinoamericana como Brasil, Colombia, Perú, Paraguay o el propio Chile. Es dable esperar que el Gobierno Nacional, al que seguimos apoyando desde la militancia fiel a los principios y valores Justicialistas, corrija su postura en sintonía con la tradición latinoamericanista de Argentina, sobre la no injerencia en los asuntos internos de otros países, y aparte a los personeros del imperio de afuera y de adentro, haciendo realidad lo que forjó el Gral Perón en su doctrina:

Los países de América, con su gran estirpe hispánica, nos estrechamos la mano lealmente y estaremos dispuestos a defender cualquier contingencia que se presente, hermanados en uno solo. Estaremos prontos a la mutua defensa de todos los preceptos, y también debemos propugnar que cada país se gobierne por sí mismo y sin inmiscuirse en asuntos internos de los demás” 

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