Suturando heridas

Cristina recibió a los representantes del Consejo Agroindustrial Argentino, que concentra a las entidades más importantes del sector agrícola ganadero, que bregan por la aprobación de un marco legal que permita la reactivación de producción agrícola ganadera. La Sociedad Rural recela del proyecto de reactivación.

Por Jorge Nestor Juncal

El jueves pasado, nuestra vicepresidenta Cristina Fernandez de Kirchner recibió en su despacho de la Cámara de Senadores a tres integrantes del Consejo Agroindustrial Argentino (CAA): Gustavo Idígoras (Cámara de la Industria Aceitera de la Rep. Arg. - CIARA); José Martins (Bolsa de Cereales de Buenos Aires) y Roberto Domenech (Centro de Empresas Procesadoras Avícolas – CEPA). El CAA está compuesto por actores muy importantes del sector como Confederación Intercooperativas Agropecuarias – CONINAGRO; Confederaciones Rurales Argentinas – CRA; Federación Agraria Argentina – FAA, entre otras, otrora parte de lo que se denominó “Mesa de Enlace” de posición refractaria a cualquier acuerdo con el gobierno de Cristina. Estos dirigentes de la agroindustria llevaron a conocimiento de Cristina el proyecto denominado “Estrategia de Reactivación Agroindustrial Exportadora, Inclusiva, sustentable y Federal”, elaborado en conjunto por las 42 entidades del sector y la Unión Industrial Argentina (UIA). La ambiciosa propuesta del sector agroindustrial se basa en consolidar a Argentina como líder en el comercio internacional de alimentos de origen animal y vegetal, alimentación animal y exportador de tecnologías del ecosistema agroalimenticio, para lo cual requieren se defina una política activa de corto plazo desde el Estado, con herramientas de política institucional, relaciones internacionales, impositivas, financieras y técnicas, pero de efectos fiscales neutros. Todo ello para lograr incrementar a 100.000 millones de dólares anuales de exportación (hoy son 65.000 millones de dólares) que generarían 700.000 puestos de trabajo adicionales, y resaltan sin descuidar el medio ambiente. 

Los dirigentes estiman de crucial importancia, el apoyo de Cristina a la iniciativa en el Senado en lo que resta del año, porque de convertirse en ley, podría entrar en vigencia en 2021. La propuesta del CAA también cuenta con el visto bueno de Sergio Massa y la oposición. Cristina se mostró empática a la propuesta de los dirigentes y les expresó su apoyo:
“El país necesita un espacio de trabajo de esta naturaleza que sea federal y abarcativo. Hay que trabajar en una Ley de reactivación agroindustrial”.
Sin dudas, la propuesta debe comprender no solo a sectores de la pampa húmeda, sino también al conjunto de las economías regionales, tan vapuleadas en los últimos años, de manera de lograr mayor productividad y empleo intensivo. En la misma sintonía, Cristina se refirió en forma favorable a la idea de desgravar escalonadamente los aranceles e impuestos, como suelen hacer los países que premian a aquellos que añaden valor a los productos que exportan:
“La carga tributaria tiene que ser acorde con el grado de procesamiento y valor agregado para poder exportar”.
La disquisición no es menor, se trata ni más ni menos, de la creación de nuevos puestos de trabajo que en el escenario “post pandemia”, serán tan necesarios como “el agua en el desierto”. En línea con lo aquí expresado, el ministro de Agricultura, Luis Basterra, anticipó que en los próximos días se oficializará la vuelta de los diferenciales arancelarios para fomentar la generación de valor agregado en origen. Estos diferenciales arancelarios fueron eliminados en 2018 por el ex ministro de Agricultura macrista, Luis Miguel Etchevehere, quien movido por intereses particulares la “primarización de la economía”, es decir un modelo económico orientado a producir solo materias primas agrícolas, ganadera, minera y extractiva, sin valor agregado alguno.

No es para nada casual que la Sociedad Rural (SRA) no forme parte del Consejo Agroindustrial Argentino (CAA), y que no haya asistido a la reunión con Cristina. Tras conocerse la reunión de nuestra Vicepresidenta con los tres dirigentes del CAA, el presidente de la Sociedad Rural (SRA), Daniel Pelegrina, con un tono de recelo, fue bien claro al decir que el proyecto no los representaba: “Tenemos dudas de que, bajo el genérico “agregado de valor”, se escondan propuestas de medidas que puedan resultar perjudiciales para la producción primaria”. Sin embargo, el presidente de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, José Martins, participe de la reunión con Cristina, con una postura propositiva que dista de la postura del presidente de la SRA, fue enfático al decir que

“El campo debe salir del modelo tradicional para exportar y generar divisas. Con Cristina Fernández de Kirchner ni un segundo nos detuvimos a hablar de cosas que nos dividen”.

También aseguró que "quedó en el ambiente el apoyo que nos brinda para seguir adelante. Buscamos que haya una ley…necesitamos que el país tenga un marco de estabilidad por 10 años que permitan acceder a inversiones…con reglas claras e incentivos, la agroindustria puede explotar" En este sentido, comunicó que "se habló de la necesidad de asegurar el mercado interno. Primero, el mercado interno y también exportamos. Una cosa no debe invalidar la otra" y "también de infraestructura, necesitamos llegar con energía y la mejor infraestructura".

Bajo las premisas que nos enseñara el Gral Perón, “la conducción es la lucha y el gobierno es construcción”, vemos con expectativa favorable la iniciativa de actores importantes del sector agroindustrial que se animaron a romper la inercia que los llevaba a una mayor concentración y menor participación en el espacio agrícola ganadero. Es de esperar que el Congreso les otorgue el marco legal que necesitan para desplegar toda la potencialidad del sector. Estos dirigentes plantean la idea de “industrializar la ruralidad” para agregar valor a la producción agrícola ganadera y crear de miles de puestos de trabajo, objetivos que Alberto y Cristina persiguen desde la génesis del Frente de Todos.

Nadie sabe a ciencia cierta, cuál será el escenario socioeconómico que deparará la salida de la pandemia, ni cuál será el nivel de desempleo después de tamaña destrucción de la economía, ni que hablar si a eso le sumamos cuatro años de postración del macrismo en el gobierno. Lo concreto y positivo hasta aquí, es la buena voluntad de actores importantes de la agroindustria, que si bien antaño no “comulgaban” con el gobierno de Cristina, es hora de dejar recelos de lado y “restañar las heridas del pasado”, bendiciendo las coincidencias que nos convocan, en lugar de maldecir las divergencias que nos separaron.


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