De sorpresa en sorpresa

Lucio Guberman* & Alan Stummvoll **

Hace un año la sorpresa fue la jugada política que cambió el rumbo de las elecciones presidenciales con la candidatura de Alberto Fernández. Hoy la sorpresa es una pandemia, que obligó a todos los niveles de gobierno a adaptar sus agendas.

A un año de la jugada política que cambió el curso de las elecciones presidenciales, la sorpresa vuelve a dar forma a la política argentina.
La sorpresa, es lo imprevisible, es aquello que irrumpe contra todos los cálculos de lo planificado por las técnicas científicas. Puede ser un mecanismo mágico, la llave maestra para crear escenarios inesperados, que rompen lógicas y leyes, forzando a los involucrados a adaptarse, o a desvanecerse, en un entorno inédito. 

En un breve video, y con una poderosa metáfora “romper la grieta, por el bien de la patria”, Cristina Fernández hacía un viraje gramsciano explicando el porqué de su candidatura a la Vicepresidencia. En ese instante, el gobierno de Mauricio Macri perdía su mejor escenario (al que siguió apostando aún con el cambio de adversario): aquél hipotético balotaje en el que Macri, al ser la única alternativa anti-kirchnerista, vencía a Cristina Kirchner.

Antonio Gramsci, veía a la hegemonía no solo en clave política, sino moral y cultural. Este es el país de los primeros. Es el país que se amarga por el segundo lugar en un Mundial, en una Copa América o en el que los padres no se alegran con el hijo escolta y lo desean abanderado. En este país, y con esta cultura del campeón o nada, que una posible ganadora acepte el segundo lugar por las razones que fueran, no podía pasar inadvertido, indiferente ni falto de una extraña grandeza.

En el Peronismo, la jugada de la ex Presidenta se entendió rápidamente. La fórmula de “Los Fernández” significó una ampliación, una puerta de ingreso mucho más amplia y una oportunidad de ser parte del próximo Gobierno Nacional. La candidatura y el perfil dialoguista de Alberto Fernández abría un techo, infranqueable para el kirchnerismo duro, que permitió incorporar a una parte de aquellos sectores del peronismo que se encontraban deambulado por la “avenida del medio”.
Hubo un solo dirigente con un lugar institucional relevante que hizo como aquel conductor del chiste que sale a contramano de la concesionaria con su auto nuevo, enciende la radio y escucha en las noticias: ¡Urgente hay un coche a contramano en la avenida principal! y Pichetto mira hacia todos lados gritando: "qué uno, miles, miles".

Es claro que, los cisnes negros pueden ser fabricados, por el ingenio, o por el error humano, pero también, su origen puede emanciparse del arte de la creatividad, para gestarse a partir de un contexto inconmensurable. La pandemia del Covid-19, es una sorpresa de alcance global que trastocó las agendas de todos los niveles de gobierno, y puso en shock a la población.
Ante la imposibilidad de tener conocimiento de todo lo que acontece en cada instante, a lo largo del mundo, nos vemos obligados a crear y a creer en imágenes que simplifican nuestra realidad a un entorno manufacturado. El recorte de acontecimientos, y la selección de la información que circula en el espacio público, depende de los valores, las ideologías y las emociones que determinan nuestra percepción. 

La conmoción de la opinión pública argentina, se tradujo en un cambio de sus prioridades, a partir de la aparición del primer caso de coronavirus en nuestro territorio. Este extraño “enemigo invisible” irrumpió en nuestra normalidad, la cambió abruptamente y activó nuestros miedos, suspendiendo por un tiempo aquél debate económico que en 2019 parecía imbatible.

La emergencia en salud, se convirtió en la principal fuente de legitimidad para las decisiones gubernamentales. Desde un primer momento, el gobierno nacional logró adaptarse con éxito a este nuevo y dinámico entorno. Aunque, los aciertos de los primeros momentos, no aseguran el acierto a lo largo del proceso. Es decir, que las sorpresas pueden incubar una sucesión de imprevistos que, de no ser descifrados estratégicamente, pueden convertirse en errores de compleja resolución.

En fin, a Alberto Fernández, las sorpresas parecen llegarle para elevarlo políticamente.
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*Lucio Guberman es Consultor Político – Magíster en Ciencias Sociales (UBA) - Coordinó el Programa de Gobernabilidad y Gerencia Política (Corporación Andina de Fomento – George Washington University – UNR).
**Alan Stummvoll es Licenciado en Ciencia Política (UNR) – Opinión Pública y Comunicación Política (FLACSO - Argentina)

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